SANTIAGO,
REP. DOM.- Al ver al presidente dominicano, Leonel Fernández, actuar con cara de ángel cualquier espectador
de la comedia política criolla podría creer en sus palabras, porque al oírlo afirmar
que ´´como presidente del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM)
actuó como juez para la designación de los miembros de las Altas Cortes´´
cualquiera queda convencido `por su oratoria.
Empero,
detrás de ese rostro de ángel del mandatario dominicano, en el que refleja que
no es capaz de tirar una piedra ni de romper un plato, se esconde el León que en muchas ocasiones
ruge amenazante y soberbio de su
grandeza, lo que dejó denostado en Santiago
cuando dijo “Como presidente del Consejo Nacional de la Magistratura yo actué
en función de juez y ya se dice que los jueces hablan por sentencias, de manera
que no tengo nada que añadir”.
La
mayor fuerza de su regido se nota en dos oraciones: ´´ como presidente del
Consejo Nacional de la
Magistratura yo actué como juez´´ y ´´ los jueces hablan por
sentencia de manera que no tengo nada
que añadir´´, pero al jefe de Estado se le olvida que en el momento que a él le
ha tocado participar en la elección de los
integrantes de las ´´Altas Cortes´´ es juez y parte, al hacer también la función político interesado.
El
pasado jueves fue cuando el Consejo Nacional de la Magistratura concluyó la elección de los jueces de las
Altas Cortes con la designación de
Mariano Germán como presidente de la Suprema Corte de Justicia, y Milton Ray Guevara,
en el Constitucional. El día anterior ese órgano había elegido a Mariano
Rodríguez en la presidencia del Tribunal Superior Electoral.
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